A todos nos ha cogido por sorpresa esta pandemia .Después de 2 años de vida de exclusión social y aislamiento , cuando todo estaba por terminar, mi cuerpo reacciona a no sé muy bien qué o cuál huésped visitante .Permitirme cerrarme en la alcoba sin visitas , más que un viejo móvil ,que me permite comunicarme de forma virtual , es el consuelo más antinatural para muchos.
Podría sentirme privilegiada, ver los rayos de sol entrando en mi habitación o oir el canto de los pájaros en lugar del despertador de las seis. Tener recursos no para combatir un visitante ,sino quizás, para observar como mi cuerpo está reaccionando con armonía, para reestablecer su equilibrio. El veneno de serpiente homeopático y la fuerza del cinco ( bolitas de Lachessis).Mi agua destilada y programada al sol. Las piedras de cornalina y turmalina...Y sobre todo el silencio y la calma ,son la cura para que mis reservas defensivas reestablezcan su equilibrio.
En verdad permitirse escuchar el cuerpo y darle el respecto merecido es de sabios. Espero no temer esas fechas que mi inconsciente me recuerda cada año de mi vida. Estando yo en el útero materno viví el miedo a morir , mi madre embarazada de 6meses vió morir a mi prima de 1 mes de vida. Y hoy rindo homenaje a mi árbol familiar y todas sus experiencias para decir un SÍ a la VIDA.
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