Todavía parece que fue ayer cuando mi hijo llegó con un pan bajo el brazo. Todos desconocíamos lo que nos avecinaba aquel invierno frió y oscuro, cuando después de los 20 días del alumbramiento, un día como hoy, me puse enferma, con fiebre, edemas y eritemas en mi pierna derecha. Recuerdo como cayeron las lágrimas cuando el médico, que vino a casa, me obligó el ingreso al hospital.
Era como volver tropezar con la misma piedra ; mi madre que se enfermó después de sus 15 días de postparto y que nunca tuve el privilegio de ver crecer a su hija pequeña...Repetíamos el mismo patrón, después de transcurrir tan sólo 17 años. Ella se fue a sus 35 años y mis 28 no eran suficiente para hacer la pataleta a los Dioses, que me habían echado de su paraíso.
Quizás fue la tozudez taurina o mi inicio al despertar que hizo darme cuenta que aquí en la tierra, también existe el reino de los cielos.
Este año , en honor a mis 28 años de maternidad , sembré un árbol de fruta, como reconocimiento de mi oficio más amado : el Ser madre, para dignificar este oficio poco reconocido, aunque el más sabido para toda mujer... En honor a las madres que fueron y las que vendrán. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario